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En medio del bullicio de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara (FIL), especialistas, editoriales, lectores y escritores coincidieron en un diagnóstico inquietante: la Inteligencia Artificial (IA), pese a sus beneficios como herramienta de apoyo, está provocando un retroceso en la comprensión lectora, especialmente entre las nuevas generaciones.
El argentino Daniel Benchimol, consultor de estrategia digital y referente internacional en el análisis de tendencias editoriales, abordó este fenómeno durante una de las actividades organizadas por Barcelona, ciudad Invitada de Honor en esta edición.
Benchimol, quien ha trabajado durante años con casas editoriales y autores, explicó que la forma en que hoy se producen y consumen textos revela cambios significativos en los hábitos de lectura.
“Como los libros tienen frases más breves, como tienes frases más cortas… todo lo que nos va indicando cómo está acabando con nuestro hábito de lectura y la exigencia del lector”, señaló el especialista al describir la tendencia a simplificar contenidos para adaptarse a usuarios habituados al consumo rápido que promueven las plataformas digitales y los modelos de inteligencia artificial.
El consultor subrayó que, aunque la IA llegó para agilizar procesos y hacer más eficiente la cadena de producción editorial, también implica riesgos cuando su uso sustituye la exposición profunda a textos largos, argumentativos y complejos.
En su intervención, Benchimol llamó a entender esta transformación desde una mirada crítica y responsable:
“Quiero compartir aquí, primero, una mirada para que entiendan cómo las capacidades que al día de hoy tiene la tecnología, sobre todo lo que tiene que ver con la lectura y la producción de textos”, explicó, destacando la necesidad de adaptarse sin perder de vista el objetivo central: formar lectores capaces de procesar información con profundidad.
La reflexión abre una discusión necesaria dentro de la FIL, un espacio donde convergen actores clave del ecosistema del libro, desde quienes producen contenido hasta quienes lo consumen, en un momento en que la lectura enfrenta desafíos sin precedentes.
