Share This Article
En un taller de la colonia El Vigía, el sonido de los martillazos, las agujas y las cuentas de colores anuncia la cercanía de una de las tradiciones más queridas de Jalisco: la Romería de la Virgen de Zapopan.
Entre plumas, máscaras y ornamentos de fibra de vidrio, René Quirarte da vida desde hace más de dos décadas a los trajes que visten los danzantes que acompañan a “La Generala” en su recorrido anual.
“Tenemos ya 20 años con esto del arte nativo, de tipo apache o indio americano”, cuenta Quirarte mientras sostiene una de las piezas que forman parte de las vestimentas.
En su taller se fabrican desde colas de zorro y rostros de lobo tibetano, hasta esqueletos simulados con fibra de vidrio, todo hecho a mano y con un profundo sentido simbólico.
Además de artesano, René Quirarte es secretario del Cuartel Real Unión de Danzas Autóctonas de Jalisco, al que actualmente pertenecen 108 danzas tradicionales. Él mismo forma parte de una de ellas: la Tribu de Lanceros María de la O, que abre el contingente en la procesión de la Romería de la Virgen de Zapopan.
Cada detalle, cada adorno, cada penacho es una muestra de devoción. En su taller, el fervor religioso se traduce en arte y en identidad. Mientras la Virgen de Zapopan se prepara para recorrer las calles, los danzantes afinan sus pasos y los artesanos, como Quirarte, terminan de vestir la fe.