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La tradición de los nacimientos navideños continúa siendo una de las prácticas más arraigadas en los hogares mexicanos. Estas representaciones, que evocan espiritualidad, memoria y esperanza, encuentran en el trabajo del artesano tlaquepaquense Pablo Goche una de sus expresiones más especiales y emblemáticas.
El nacimiento, símbolo central de la Navidad, se convierte en una obra viva en manos del Maestro Goche, artesano y monero con más de setenta años de trayectoria, quien ha dedicado su vida a dar forma a personajes que capturan la esencia de un Tlaquepaque antiguo y entrañable.
“Nosotros vendemos en cada una de las piezas añoranzas, recuerdos, religiosidad, identidad y tradición”, afirma el artesano, convencido de que cada figura es un puente entre generaciones. Sus nacimientos, inspirados en las enseñanzas de los antiguos talleres franciscanos, conservan la estética que distinguió al municipio en los inicios del siglo XX.
Goche explica que su obra es más que una pieza decorativa: “Hago un diorama, una fotografía de ese tiempo, que es una escena campestre con los animales, la vegetación endémica del pueblo y la actividad que desarrollaba la gente de ese tiempo”. Con ello, sus figuras se convierten en un testimonio visual de una época que busca ser recordada pese al paso de los años.
La dedicación del maestro alfarero ha trascendido fronteras. Sus nacimientos, elaborados con paciencia y un profundo arraigo cultural, viajan cada año a distintos países, al grado de que muchas piezas deben enviarse desde octubre para llegar a tiempo a su destino internacional. Su trabajo no solo exalta la temporada navideña, sino que enaltece el arte alfarero que distingue a Tlaquepaque y a Jalisco en el mundo.
En cada figura, Goche conserva viva la memoria colectiva de su pueblo y la magia de una tradición que, año con año, sigue iluminando los hogares.


