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En un rebosante teatro Degollado, la Orquesta Filarmónica de Jalisco hizo un concierto redondo con dos piezas maestras del repertorio sinfónico: la “Sinfonía núm. 36 ‘Linz’” de Mozart y la “Cuarta sinfonía” de Johannes Brahms.
Para esta ocasión la OFJ invitó al director francés Martin Lebel, alguien que demostró tener tan bien puestas ambas obras que no sólo las dirigió de memoria, sino que lo hizo con esmero y musicalidad.
Con la cuerda completa y la dotación de alientos requerida, orquesta y director consiguieron una versión vigorosa, delicada y transparente al mismo tiempo (atributos propios del estilo clásico) de una de las más célebres sinfonías mozartianas.
Y con sólo el intermedio de 15 minutos, Lebel y la OFJ dieron un salto (salto virtuoso) de un siglo, pasando del clasicismo al romanticismo, al abordar con respeto, pero también con convicción, la magistral “Cuarta –y última– sinfonía” de Brahms, logrando una brillante y equilibrada interpretación, la cual fue muy bien premiada por el público.
Los consistentes y prolongados aplausos se repartieron entre las distintas secciones de la orquesta, los instrumentistas de maderas y metales, los principales de cuerdas, secciones de alientos, quienes tuvieron solos más que destacados y, desde luego, el propio director huésped, quien en su última salida al escenario fue aplaudido incluso por los músicos de la orquesta.
Noche redonda, lo que augura un mediodía igualmente redondo y musical en la repetición del concierto el próximo domingo a las 12:30 del día en el mismo escenario.




Juan José Doñán
