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El acceso a la educación en Jalisco ha pasado de ser un privilegio exclusivo a convertirse en una herramienta clave para la movilidad social, aunque no sin enfrentar desigualdades históricas, particularmente de género. Así lo destacó la doctora Angélica Peregrina, reconocida historiadora de la educación en el estado, durante su participación en el programa PASTA DURA de Jalisco TV.
La especialista relató que su interés por la historia educativa se consolidó mientras catalogaba documentos del ramo de Instrucción Pública en el Archivo Histórico de Jalisco. “Al egresar de la carrera de Historia en 1975, la formación se centraba en la docencia preparatoria, no en la historia local”, señaló, y recordó que la Ley Federal de Educación de 1973 eliminó contenidos regionales de los planes de estudio, borrando la enseñanza de la historia de Jalisco en las escuelas primarias.
Un punto definitorio en su trayectoria fue su labor en el Centro Regional de Occidente del INAH, donde el catalogado de las “Misceláneas” de la Biblioteca Pública se convirtió en un tesoro que impulsó sus primeras obras sobre la historia de la educación en el estado.
EDUCACIÓN DIFERENCIADA Y DISCRIMINACIÓN DE GÉNERO
La doctora Peregrina enfatizó que el aprendizaje en el pasado estaba limitado por la élite y que existían marcadas diferencias de género.
“Mientras a los varones se les enseñaban materias como geografía, historia, latín y raíces griegas, a las niñas se les impartían labores propias de su sexo, incluyendo costura, bordado y economía doméstica. El acceso a estudios superiores también estaba restringido: los hombres podían aspirar a profesiones liberales como Derecho, Medicina, Farmacia e Ingeniería”.
Los avances para las mujeres llegaron con la habilitación de cátedras de pedagogía en el Liceo de Niñas, particularmente durante el gobierno de Ramón Corona. Sin embargo, las maestras enfrentaban desigualdad salarial:
“Si un profesor ganaba 30 pesos al mes, las mujeres ganaban 15. Trabajaban igual, pero cobraban la mitad”, comentó la académica. Además, la profesión de maestra estaba asociada a las tareas maternas, mientras los cargos directivos permanecían en manos de hombres.
EDUCACIÓN COMO PALANCA DE PROGRESO
A pesar de las desigualdades, la historiadora destacó que, a lo largo del siglo XIX, la educación fue considerada “la palanca para el progreso y un medio para que la población alcanzara movilidad social. No obstante, al inicio de la Revolución Mexicana, apenas el 15% de la población estaba alfabetizada. La Iglesia Católica también participó en este escenario, estableciendo escuelas parroquiales bajo la dirección del obispo Pedro Losa, con el fin de contrarrestar las ideas liberales del Estado”.
La doctora Peregrina concluyó que la historia de la educación en Jalisco revela un recorrido complejo: de cátedras elitistas y segregadas por género, a un motor de oportunidades que aún enfrenta desafíos en la equidad y el acceso.