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En el programa Un Francés en Jalisco, conducido por Alexis Bihler, el comunicador tapatío Raúl Soto compartió detalles cruciales sobre su inicio en los medios y la fórmula del éxito de su primer gran proyecto televisivo, centrado en la nostalgia. La entrevista, que se desarrolló mientras compartían un desayuno tradicional, ofreció un análisis sobre el poder del recuerdo colectivo.
Soto relató que su llegada a la pantalla chica fue gracias al apoyo de un amigo: “prácticamente fue eso que gracias a ese nepotismo yo entré a televisión”, en un momento en que se necesitaba un formato nuevo. Dicho programa se convirtió en un pionero, con una estructura similar a un pódcast que apelaba directamente a la memoria de la audiencia.
El programa funcionó muchísimo porque utilizaba el colectivo nostálgico de la audiencia, hablando de su infancia, caricaturas y música. La clave para mantener el interés durante los casi ocho años que duró la emisión fue la calidad de los invitados: “la misma producción se encargaba de conseguir a alguien que hubiera tenido algo que ver en la producción o la distribución del del canal”. Así, si hablaban de una comedia, tenían al comediante; si era una película, invitaban al actor o director.
La Nostalgia como Estrategia de Mercado
El comunicador y presentador tapatío analizó cómo la tendencia que explotaron hace años se ha consolidado en la cultura actual, permeando incluso en las nuevas generaciones, como la de su hijo de 15 años.
“Es increíble cómo estas nuevas generaciones ahora están abrazando pues gadgets o juegos de los 90. O sea, mi hijo puede tener un Game Boy”.
Soto subraya la importancia de esta tendencia en el ámbito comercial: “Es súper interesante que inclusive las cosas actuales estén utilizando la nostalgia para vender, y eso me parece increíble”. El comunicador concluyó que esa memoria compartida es un activo social y profesional.
“Esto es una credencial que te abre puertas, por lo menos aquí en México”.
Datos Inútiles y la Conexión Jalisco-Francia
La plática derivó en el gusto de Soto por compartir datos curiosos: “estoy lleno de datos inútiles para vivir, pero súper entretenidos”. Ejemplo de ello fue la explicación del trasfondo teológico detrás de la caricatura de Los Pitufos con el monje Gargamel, Azrael como ángel caído y los Pitufos como los pecados capitales.