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El templo de Santa María de Gracia es sin duda un referente en la “geografía” del centro tapatío. Formó parte del convento del mismo nombre. Sin embargo, es apenas un mínimo rastro de lo que fue y lo que representó en el pasado de Guadalajara y la región.
Fue el primer claustro femenino que hubo en la ciudad, aunque inicialmente se fundó en el actual mercado Corona, en el 1588 se van a cambiar a la zona donde actualmente se ubica el templo.
Carreño precisa que el 3 de abril de 1661 se instalan ahí las monjas.
“Donde van a estar dos siglos con 58 años tranquilas, pero a causa de la guerra de Reforma, que las corren“.
Para dar una idea de la magnitud e importancia que alcanzó, Carreño ilustra:
“…de la mitad del teatro Degollado y hasta la calle de Juan Manuel, donde está el parque Morelos es lo que tenía de ancho el convento de Santa María de Gracia y de largo como desde la mitad del edificio del Palacio de Justicia y hasta la calzada Independencia”.
Más adelante nos cuenta que las monjas se hicieron famosas por las comidas que preparaban.
“Estaban felices en la comunidad.. cocinaban excelente y lo que hacían las familias de entonces era mandarles pedir sus deliciosos platillos para las ocasiones especiales”.
Carreño narra también la historia de dos religiosas que –a mediados del siglo XVIII– buscaban hacerse de una imagen de la virgen de Guadalupe, y cómo un día cualquiera, alguien llega a la puerta del convento llevando un cuadro de la Guadalupana, mismo que les fue obsequiado, colocaron en su celda y que llegó a ser muy adorado por la comunidad coventual. Según se cuenta, años después la imagen habría de sobrevivir un terrible incendio que se desatara en el recinto.
Conoce a datalle estas y otras curiosas anécdotas del recinto y sus ocupantes en El Manual de don Carreño.