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La mañana del 13 de diciembre de 1997, Guadalajara y algunas regiones jaliscienses vivieron un hecho sin precedentes en la historia reciente: la caída de nieve cubrió calles, parques y techos de la Zona Metropolitana, dejando una postal invernal que permanece viva en la memoria colectiva de los jaliscienses.
El fenómeno comenzó poco después de las seis de la mañana, primero como una ligera agua-nieve, que con el paso de las horas se transformó en escarcha y finalmente en copos de nieve. La intensidad máxima se registró alrededor de las 10:00 horas, cuando la nevada alcanzó prácticamente toda la metrópoli, con especial fuerza en el sur de Zapopan, donde se reportó una capa de hasta 3.5 centímetros.
Las temperaturas extremas acompañaron el suceso: en la ciudad oscilaron entre 2 y 3 grados centígrados, mientras que en la zona del aeropuerto se documentaron hasta 7 grados bajo cero, una condición poco habitual para la región.
Para miles de tapatíos fue la primera vez que presenciaron una nevada. Familias enteras salieron a las calles, padres despertaron a sus hijos, aun sin clases, y no faltaron quienes aprovecharon para jugar, hacer bolas de nieve y fotografiar un momento irrepetible.
Los registros oficiales indican que antes de 1997, la última nevada confirmada en Guadalajara ocurrió el 8 de febrero de 1881, es decir, 116 años antes. Aunque existe un reporte no confirmado de 1957, la nevada de 1997 se consolidó como la única plenamente documentada del siglo XX en la ciudad.Hoy, 28 años después, aquella nevada sigue siendo recordada como un símbolo de la fuerza e imprevisibilidad de la naturaleza, especialmente en estas fechas cercanas a Navidad y Año Nuevo, cuando el frío vuelve a despertar la nostalgia de una mañana blanca que hizo historia en Jalisco.
