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Ecatepec, México
Los comerciantes de Ecatepec observan resguardados detrás de las rejas de sus negocios cómo las bandas criminales actúan con impunidad. El miedo a represalias domina las calles después de que un grupo de vecinos golpeara brutalmente a un presunto pandillero acusado de extorsionarlos.
Las bandas de América Latina recurren cada vez más a la extorsión como fuente de financiamiento, al punto que Perú estudia declararla práctica terrorista, mientras que en México las autoridades analizan endurecer las penas.
En Ecatepec, uno de los suburbios más poblados de Ciudad de México, con más de 1.5 millones de habitantes, panaderos, mecánicos y comerciantes aseguran tener que pagar “cuotas de seguridad” a alguna pandilla, según testimonios recogidos por la AFP.
La impunidad y el abandono institucional han permitido que las mafias operen a plena luz del día y a cara descubierta.
Una de estas organizaciones, “La Chokiza”, ofrece sus servicios en un local junto a un mercado con mensajes como “Únete a esta gran familia”, “te cuidamos de la extorsión” o “asesoramiento jurídico”.
Detrás de esa fachada se esconde una red que cobra por “proteger” a los comerciantes de otras bandas.
“Se supone que te cuidan a cambio de ciertas cantidades”, relata una comerciante de 53 años.
El grupo incluso se publicita en Facebook con la imagen de un Jesucristo en motocicleta, mientras otros locales lucen adhesivos de Resistencia Civil Pacífica, otro colectivo acusado también de extorsión.
DE LA FURIA AL MIEDO
La presidenta Claudia Sheinbaum presume de haber reducido los homicidios, pero reconoce que no ha logrado frenar la extorsión, un delito subreportado por temor a denunciar.
En Ecatepec, donde nueve de cada diez habitantes se sienten inseguros, el hartazgo social estalló en julio, cuando comerciantes golpearon hasta el cansancio a un hombre que los amenazaba con incendiar sus locales.
Videos difundidos en redes sociales muestran cómo fue pateado y agredido con tubos de acero antes de ser rescatado por la policía. El hombre, ensangrentado y herido de gravedad, ahora enfrenta un proceso por extorsión.
Pero el deseo de justicia pronto se transformó en temor colectivo. “Ya no queremos saber nada”, dijo con nerviosismo un vecino a la AFP, antes de llamar a un policía para expulsar a los reporteros.
En la última década, se han registrado más de 2,000 casos de justicia por mano propia en México, según el Tecnológico de Monterrey, donde la impunidad sigue siendo casi total.
Uno de los hechos más impactantes ocurrió en Texcaltitlán, en 2023, cuando pobladores emboscaron a un grupo de extorsionistas, dejando 14 muertos entre delincuentes y civiles.
Tanto Texcaltitlán como Ecatepec pertenecen al Estado de México, que concentra un tercio de todas las extorsiones del país, y comparten altos niveles de pobreza y desconfianza institucional.
En respuesta, Sheinbaum impulsa una reforma legal para dotar de más herramientas a las autoridades, incluida una línea anónima de denuncias.
En ese contexto, Alejandro Mendoza, líder de La Chokiza, fue detenido el 12 de septiembre durante un operativo en Ecatepec. Días antes, había publicado un video rodeado de juguetes de Batman, jactándose de tener “más de 10,000 afiliados”.
El detenido había extendido sus redes hasta el distrito capitalino de Cuauhtémoc, donde mantenía vínculos con la exalcaldesa Sandra Cuevas.
DESCONFIANZA
Como ocurre en Colombia, en México la extorsión involucra tanto a cárteles del narcotráfico —que buscan liquidez en efectivo— como a delincuentes menores que operan por teléfono o desde prisiones.
“Su herramienta es un celular”, explica a la AFP Alfredo Almora, encargado de atención a víctimas de la Secretaría de Seguridad federal.
“Te meten tal terror que te trauma”, confirma la vendedora del mercado, víctima de esta práctica hace ocho meses.
El miedo a denunciar no es el único obstáculo. También persiste la sospecha de colusión entre autoridades y mafias.
“A veces ya no les tienes confianza”, lamenta la comerciante.
© Agence France-Presse