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“Recé a Dios para que me ayudara a estar aquí”: participar en el Mundial de ciclismo de Ruanda, el primero en África, llena de orgullo a los ciclistas de este continente, pese a que con frecuencia no luchan con los mismos medios que el resto del pelotón.
Lanzándose desde la rampa del BK Arena, al ritmo de los ngomas, tambores tradicionales del África central, para la contrarreloj del pasado domingo, Vanette Houssou cumplió el sueño que venía alimentando desde hace muchos años.
“Estaba un poco estresada al principio, pero sobre todo estaba orgullosa. Cuando empecé con la bicicleta, en mis oraciones, recé a Dios para que me ayudara a estar aquí”, asegura emocionada esta joven corredora beninesa de 20 años.
En Ruanda, están representados 36 países africanos, un récord para un Mundial de ciclismo, y un tercio de los más de 700 corredores que tomarán parte en el evento, proceden del continente, sobre todo en las categorías júnior y sub-23.
Algunos, como Vanette, participaron en el proyecto África 2025 que puso en marcha la Unión Ciclista Internacional (UCI) y gracias al cual esta nativa de Bonou pudo pasar unas semanas en la bretaña francesa para preparar el Mundial.
Todos comparten el orgullo por participar en un evento histórico en este continente donde la bicicleta, antes que un deporte, es sobre todo un medio de locomoción.
“Otro ciclismo”
“En Túnez, no hay muchos corredores ciclistas. Una decena como mucho”, asegura la tunecina Alma Abroud. “Estamos aqúi representando al continente. Es un honor que el Mundial sea en África”, añade esta joven que aún recuerda con admiración cuando en pleno reconocimiento del circuito mundialista fue adelantada por el belga Remco Evenepoel.
“Era lindo de ver, la perfección. Eso da aún más ganas de trabajar para, quizás, integrar un día un equipo profesional” y poder correr junto a la neerlandesa Demi Vollering, su ídolo.
Vanette sueña con “participar en el Tour de Francia o el Giro de Italia”, pero la diferencia sigue siendo abismal entre el ciclismo africano y el practicado en las grandes potencias de este deporte.
Esta competencia supone el encuentro entre estos dos mundos: por un lado el del ultraprofesionalismo que encarnan las estrellas del pelotón y por el otro el de los amateurs africanos que se tienen que apañar con lo que tienen.
Esta diferencia se refleja sobre todo en el material, uno de los principales frenos del ciclismo africano, al que por otra parte todos destacan por su alto potencial.
El maliense Tiemoko Diallo tuvo que disputar la contrarreloj sub-23 con una bicicleta normal, a años luz de la máquina aerodinámica y precio exhorbitado que utilizó el ganador, el sueco Jakob Soderqvist.
“La diferencia es enorme, es otro ciclismo, pero no tenemos los medios para comprar una bicicleta de contrarreloj. Cuando los tengamos, podremos trabajar mejor”, asegura Diallo.
Biniam Girmay, la inspiración
“Hay muchos talentos en Mali. Todos los melienses quieren correr en bicicleta, les encanta. Sólo que no hay ni medios ni formación”, deplora.
El equipo de Ruanda está mejor dotado en este Mundial, gracias a la voluntad del presidente Paul Kagame de hacer de esta competición un escaparate para su país.
“Tenemos precios preferentes sobre las bicicletas de contrarreloj y de ruta. Actualmente dispongo de 32 bicicletas nuevas”, explica David Louvet, seleccionador del equipo ruandés.
Uno de sus corredores, Shemu Nsengiyumva, acabó incluso la contrarreloj élite en la 25ª posición, por delante de varios profesionales.
Esto lleva a pensar que el Mundial podría dejar un legado en este país, pese a que algunos temen que el suflé se desinfle y que los presupuestos decaigan en cuanto pase el evento.
La joven beninesa Charlotte Metoevi espera haber sembrado las semillas para que otros jóvenes practiquen este deporte.
“En Benín, muchas chicas piensan que el ciclismo es muy difícil y no quieren participar. Pero cada año crece y quiero demostrarles que lo pueden hacer”, dice convencida.
Su compatriota Vanette Houssou comparte esta visión y pone como ejemplo al eritreo Biniam Girmay, triple ganador de etapa en el Tour de Francia de 2024 y héroe de todo el continente, como fuente de inspiración.
“Los europeos son aún un poco más fuertes que los africanos, pero con entrenamientos les alcanzaremos. Como Biniam, que rueda con ellos”.
© Agence France-Presse